Cómo organizar la comunicación de tu negocio cuando no te queda ni un minuto libre

Hay algo curioso en los negocios de las emprendedoras: siempre hay tiempo para apagar fuegos, pero nunca para regar las plantas. La comunicación de tu negocio funciona igual: sabes que es importante, pero posiblemente lo vas dejando en el cajón de “cuando tenga un hueco”. Spoiler: ese hueco no aparece jamás.

Seguro que te suena: llega el viernes, cierras la semana y piensas “la próxima ya sí que sí me pongo con contenido para las redes”. Llega el lunes y entre clientas, mails y facturas, vuelves a posponerlo. Y así pasan las semanas. La comunicación se estanca porque muy pocas veces le das un lugar fijo en tu agenda.

La buena noticia: no necesitas más horas en el día para tu comunicación. No hace falta madrugar a las cinco ni sacrificar fines de semana. Lo que necesitas es organizarla para que encaje en tu vida real. Y aquí van cuatro ideas que pueden ayudarte.

El tiempo no se hace, se toma

You can’t make time, you can only take time

El tiempo no se fabrica. Siempre está ocupado al 100%: trabajo con clientas, proyectos, facturas, familia… y, con suerte, dormir.

Si quieres dedicar tiempo a la comunicación de tu negocio, tienes que quitárselo a otra cosa. Y eso cuesta, porque nos han vendido que “todo cabe” si te organizas. Pero la realidad es que elegir una cosa significa renunciar a otra.

Es como con la comida: en vez de un croissant, eliges una rebanada de pan con tomate y jamón, que es nutricionalmente más rica. No comes más, comes distinto. Con el tiempo pasa lo mismo: la comunicación necesita su lugar en tu agenda, no horas extra que nunca aparecen.

Quizás eso significa media hora menos de emails eternos, o no estar siempre disponible en WhatsApp. Porque sí, contestar en el momento puede parecer urgente, pero ¿es más importante que darle voz a tu negocio?

Consistencia y paciencia para construir tu rutina

La comunicación de un negocio no se improvisa: se convierte en rutina. Igual que aprendiste a lavarte los dientes a base de repetir, comunicar requiere práctica.

Al principio habrá días en los que te sientes delante del ordenador y no salga nada brillante. Y está bien. Date permiso para que no todo fluya perfecto las primeras semanas. Igual que el grifo, el agua al principio sale fría.

Lo mismo pasa con publicar en redes, escribir una newsletter o grabar un vídeo: la primera vez es incómodo, la segunda sigue costando, pero a la quinta ya no piensas tanto. Poco a poco, se convierte en parte de tu semana.

Y aquí un aviso: no confundas consistencia con rigidez. No se trata de publicar todos los días a las 8:00 sí o sí. Se trata de encontrar un ritmo que puedas sostener sin agotarte. Tres posts al mes bien pensados son más útiles que diez publicaciones hechas con prisa y sin foco.

Claridad y delegar para avanzar

Muchas veces lo que nos falta no son ganas, sino claridad: una buena estrategia de comunicación, perspectiva externa o conocimientos concretos.

Aquí hay dos caminos:

  • Definir por ti misma qué quieres contar y a quién.

  • Aceptar que puedes delegar en alguien que sepa de marketing, diseño o copy.

Delegar también es organizarse. Es entender que tu energía es limitada y que ponerla toda en Instagram no es la mejor inversión para tu negocio.

Mari Clon es el ejemplo perfecto: intenta hacerlo todo, confía en que con paciencia y constancia bastará… pero sin una estrategia clara, ni tiempo para ir a hacer ni un pis, acaba agotada, publicando a última hora y sin resultados. En cambio, cuando se permite pedir ayuda, descubre que compartir carga le permite respirar y crecer.

Delegar no significa soltar todo y desaparecer. Puede ser algo pequeño: alguien que te prepare plantillas, alguien que te ayude con la estrategia trimestral o alguien que revise tus textos. Lo importante es entender que no todo tiene que salir de ti.

Hazlo fácil (y hazlo tuyo)

Organizar la comunicación de tu negocio no significa complicarte más la vida. Al contrario: se trata de encajarla en tu rutina.

Encuentra tu momento: tal vez un rato los viernes por la tarde, o los martes a primera hora. Hazlo cómodo: pon música, crea un ritual, busca tu rincón favorito.

Imagina que cada semana reservas 30 minutos para tu comunicación. Quizás al principio te parece poco, pero en un trimestre habrás invertido más de 6 horas en hablar de tu negocio. Mucho más que esas veces que lo intentas de golpe y lo abandonas a la segunda semana.

Y, sobre todo, habla desde lo que eres. Cuando tienes claros tus valores y tu mensaje, la comunicación fluye. No necesitas inventar nada, solo poner en palabras lo que ya está en ti y en tu proyecto.

Poner tu tiempo en el centro

La comunicación de tu negocio no necesita más tiempo, necesita organización. Se trata de elegir qué haces y qué no, buscar foco y hacerlo de manera ligera para que no te pese.

El reto no es llenar tu agenda de tareas, sino colocarte a ti en el centro de tu tiempo. Porque cuando organizas tu comunicación desde ahí, todo cambia: dejas de sobrevivir al día a día y empiezas a liderar tu negocio con más calma y sentido.

Y si quieres profundizar en cómo hacerlo, he creado Protagoniza: un programa de tres meses, con seis sesiones, pensado para emprendedoras que quieren organizar su negocio desde una mirada más amable.

De octubre a diciembre trabajaremos juntas para que dejes de sobrevivir y empieces a tomar las riendas de tu tiempo. Es un trimestre perfecto para revisar cómo trabajas, repensar tu comunicación y alinear tu negocio con la vida que quieres.

Si quieres más información, contacta conmigo y agendamos una llamada.

(Si quieres recibir en tu correo este post y todos los que vendrán, suscríbete a la newsletter “El Rincón Olganizado”)

Siguiente
Siguiente

¿Qué hay en mi armario digital?