Hay granos en el culo, Mari.
De los metafóricos, claro (los otros que los traten en la farmacia).
Tareas que se nos atragantan como si fueran un cacahuete salado, de esos que se te quedan en la garganta y no hay cerveza que los baje.

A veces no sabemos ni por dónde empezar, y eso nos paraliza, mirando esa tarea como si se fuera a resolver sola.
Nos bloquea la idea de no hacerlo perfecto, de no estar a la altura, de no hacerlo “como toca”.
Pero la mayoría de las veces, la mejor opción es hacerlo regular: sin fuegos artificiales ni pretendiendo ganar un Pulitzer.
Porque hacerlo a medias sigue siendo mucho mejor que no hacerlo nunca.

En busca de la productividad, se han viralizado numerosos hábitos como levantarse temprano, evitar el móvil al despertar, empezar por la tarea más difícil y usar la técnica Pomodoro. Sin embargo, cada persona debe adaptar estos "trucos" a su realidad y priorizar lo que funciona para ellos. No hay una fórmula mágica universal. Lo importante es aprender de cada experiencia y encontrar un equilibrio entre la vida personal y profesional.

El método PARA es tan sencillo de implementar que se ha convertido en mi favorito tanto para mí como para mis clientes. Fue creado por Tiago Forte, y hoy en día es abrazado por miles de personas. Si tu Drive es un caos y te cuesta encontrar lo que necesitas, en este artículo comparto el truco para ordenar tus documentos con la misma lógica que en la cocina de tu casa.

Asana es un software de gestión de proyectos que ayuda a planificar y gestionar el trabajo de manera eficiente. Para aprovechar al máximo Asana, es importante asignar tareas a personas responsables, establecer fechas límite y utilizar verbos de acción para describir las tareas. Agrupar las tareas en proyectos y asignar un objetivo a cada tarea también es fundamental. Mantener la higiene diaria en Asana, revisando la bandeja de entrada y organizando las tareas, garantiza un uso efectivo de la herramienta.