Disfruta y desconecta sin planificar
Hoy me he empapado, sin planificarlo, de una lección sobre el aborto a través de la historia, del épico final de la 3ª temporada de The Mandalorian y de la protección de la reserva Pacuare en Costa Rica. ¿Cómo? Sigue leyendo, que te cuento.
Dicen que la rutina es aburrida, pero no tiene porqué ser así. Incluir elementos flexibles que se integren en tu día a día enriquece la jornada laboral y te puede hacer más fácil dar el paso que te falta hacia una vida ordenada.
En las próximas líneas comparto contigo una serie de hábitos que nos puede costar adquirir justamente por eso, porque no suelen tener un lugar fijo en la agenda. Leer, escuchar podcasts o ver series pueden ser algunos de esos placeres que no te estás dando tanto como querrías.
Así pues, si quieres aumentar la cantidad de libros, podcasts o series que consumes sin sentir que estás perdiendo el tiempo o haciendo el vago, ¡no te pierdas ni una coma!
Deshazte de la rigidez
¡¿Cómo?!, ¡pero TENGO que domar mi reloj, TENGO que ponerme más normas!. No, Mari, este es un blog de Productividad Amable, y aquí empezamos quitando presión.
Más importante que la constancia es la adherencia. Y desde la autoexigencia y la pura fuerza de voluntad no vamos a conseguir más que frustración. Si quieres incorporar nuevas rutinas que den placer a tu vida, empieza por plantearlas desde el disfrute, la flexibilidad y la autocompasión.
Para ello, piensa en esos hábitos como ese extra de desconexión y de placer en tu día. Piensa en ellos como el paquete de caramelos que llevas en la bolsa por si acaso o en ese pañuelo bonito que llevas contigo por si hace frío.
No se trata de ponerse más estricta o rígida, se trata de incorporarlos lentamente y con la confianza de que van a estar allí siempre para hacértelo todo más agradable.
Libros para cada momento
Antes era incapaz de estar leyendo más de un libro a la vez. Argumentaba convencida que los capítulos se me mezclaban en la cabeza y me aturullaban más que cualquier otra cosa.
Pero eso pasó. Llegó el ebook a mi vida, ¡bendito sea! Un cachivache que me permite leer en la cama sin posturas extrañas ni luz adicional. Volví a leer (en vez de mirar el móvil) antes de ir a dormir.
Decidí después dejar el móvil a parte durante mi pausa de desayunar; y ahí estaba, esperándome, la revista Arrels, un gozo en papel con historias maravillosas. Desde entonces, desayuno leyendo reportajes interesantísimos sobre la nueva ruralidad. Últimamente me he dejado un libro en la mesa del comedor, y ¿sabes qué? lo agarro más a menudo de lo que pensaba en vez de encender la tele después de cenar.
Ahora llevo cuatro lecturas simultáneas (estas tres, más el libro que me estoy leyendo por trabajo) sin ningún problema, porque todas conectan con el momento del día en el que estoy abierta a recibir ese tipo de conocimiento.
Podcast on the (let) go
Que los podcast se escuchan cuando vas por la calle no es ningún secreto, ahora no te voy a descubrir la sopa de ajo, Mari.
Pero sí que te puedo dar un consejo que a mí me ha quitado estrés. Haz una selección que te aporte, y no te cortes ni un pelo a la hora de marcar episodios como escuchados o dejar de seguir podcasts. Sin piedad. Quizá a ti no te haya pasado, pero el completismo y el FOMO (miedo a perderse cosas, en sus siglas en inglés) son dos tendencias de riesgo por las que yo he pasado.
Escuchar podcasts complementa nuestro hilo musical vital, nos acompaña, y no debería sentirse como una obligación. Si ves que la lista de capítulos pendientes en tu app empieza a no tener fin, elimina sin piedad. Siempre podrás volver a ellos.
Y ya que te he puesto la miel en los labios, en mi próxima newsletter te compartiré la lista completa de podcasts que escucho para estar al día en cultura, ciencia, psicología, empresa, humor y actualidad. Suscríbete para no perdértela.
Series: consumir sin atracones
Pocas cosas hay que me gusten tanto como tirarme en el sofá durante horas a ver series. Directo al Top 10. Pero, ay, ¡qué peligroso es hacerlo entre semana!
Como parte de mi rutina diaria procuro no mirar series después de cenar (ya has visto que últimamente tengo libros a mano para ese momento del día), y para quitarme la espinita las miro durante la hora de comer: desconecto del trabajo, me relajo... vamos, como mirar Los Simpson de toda la vida. Cuando el capítulo ha terminado, me he quedado a gusto y puedo volver al curro.
Si eres como yo y te gusta mirar series a diario, piensa en dónde puede entrar un capitulín (y sólo uno) en tu rutina. Quizá no sea cada día a la misma hora, pero que lo puedas disfrutar.
Ya ves cómo, poco a poco, todos estos momentos de desconexión, curiosidad y disfrute han encontrado su lugar en mi día a día sin forzar a que ocurrieran. Mi consumo cultural ha aumentado considerablemente desde que he dejado de imponérmelo.
Ahora te toca a ti: ¿qué te gustaría empezar a incorporar? Si este artículo te ha interesado y quieres encontrar un mejor equilibrio entre la vida personal y laboral, échale un ojo al Programa Olga Niza tu Agenda, y si quieres comentármelo, sólo tienes que hacer click aquí, estaré encantada de escucharte.
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